El podólogo es el profesional sanitario que tiene la formación universitaria y la competencia legal para diagnosticar y tratar los problemas de los pies.

Si usted decide acudir a un profesional de la estética para “embellecer” sus pies, o incluso a otro profesional sanitario, debe saber que hay muchas e importantes razones de salud para acudir previamente al podólogo, ya que:

  • Las durezas no son solamente un  problema de carácter estético, sino que pueden deberse a una patología que puede tratarse y solucionarse.
  • Las uñas encarnadas tienen diferentes causas, siendo una de ellas el corte inadecuado de las mismas.
  • Los callos se producen por roce o mal apoyo del pie. Su eliminación sin realizar el diagnóstico de las causas que lo producen puede mantener e incluso agravar el problema.
  • Los papilomas pueden ser confundidos con los callos por personas inexpertas. Su eliminación no siempre es fácil y requiere diferentes abordajes que dependen de la localización y de la extensión del papiloma.
  • El mal olor desprendido por los pies muchas veces es producido por hongos u otras causas, cuyo tratamiento necesita un correcto diagnóstico previo.
  • El dolor o el cansancio de los pies suele indicar problemas en la estructura o en la función del pie. Su diagnóstico y tratamiento evitará la agravación del problema.
  • Para evitar la diseminación de enfermedades contagiosas (papilomas, hongos, etc.) es preciso observar una higiene estricta del lugar de trabajo y una estricta asepsia del instrumental.
  • Antes de cualquier actuación en los pies, por sencilla que parezca, es necesario realizar una historia clínica de la persona para saber si padece alguna enfermedad como la diabetes, insuficiencia venosa, insuficiencia arterial u otras, y si está tomando medicación que dificulte la cicatrización o que facilite el sangrado. La más mínima imprudencia puede ocasionar alteraciones impredecibles.

Estas razones son suficientes para acudir siempre a un podólogo, el cual le podrá orientar sobre la necesidad de acudir a otro profesional sanitario si su problema exige el concurso de otra disciplina.

El podólogo está autorizado para estas labores por la posesión del titulo oficial correspondiente, que se obtiene tras 4 cursos universitarios que conducen al título universitario de Graduado en Podología.

Para ello tiene que superar un plan de estudios que consta aproximadamente de 224 créditos, o lo que es lo mismo, 2170 horas, realizando más de 480 horas de prácticas en las clínicas universitarias. Se recibe formación en farmacología (60 horas), biomecánica (60 horas), ortopodología (240 horas), microbiología y parasitología (60 horas), anatomía (90 horas), estructura y función del cuerpo (90 horas), teoría de la enfermedad, radiología y radioprotección, podología física, cirugía, etc.

Solamente el podólogo puede atender sus pies como merece y resolver satisfactoriamente sus problemas. La formación que tiene detrás y que nunca termina lo avala.

Acuda siempre a los profesionales del pie

 

vía: http://podologosasturias.com